Todos –o casi todos- tenemos una Cruz a cuestas. Pero, ¿nos la buscamos? ¿La merecemos? ¿Nos la adjudican?
Me contaron lo que a continuación relato:
Un hombre se preguntaba mil veces sin respuesta por qué su cruz doblaba sus espaldas.Habló con Dios mirando las estrellas, y sollozando dijo: "Es muy pesada". Sin embargo Dios le hizo ver con toda su paciencia cuánto y por qué, estaba equivocado; y poco a poco empezó a darse cuenta, de que su cruz se tornaba liviana. Vio pasar miseria tan inmensa colgada en los harapos de una anciana. Vio a un joven muriendo de tristeza por una enfermedad que lo acosaba. Una madre con toda su entereza, a su hijito con dolor sepultaba.
Luego miró sus manos... vivas, bellas, sobre ellas una cruz se destacaba.
De pronto dijo Dios: "Di cuánto pesa" y le dijo: "Señor... no pesa nada".
Ante los problemas de la vida, cualquiera que sea tu problema o tu dolor, no debes olvidar mirar a tu alrededor y ver las cosas con que se enfrentan los demás... y en ese momento sentirás que tu cruz no es tan pesada...
Me contaron lo que a continuación relato:
Un hombre se preguntaba mil veces sin respuesta por qué su cruz doblaba sus espaldas.Habló con Dios mirando las estrellas, y sollozando dijo: "Es muy pesada". Sin embargo Dios le hizo ver con toda su paciencia cuánto y por qué, estaba equivocado; y poco a poco empezó a darse cuenta, de que su cruz se tornaba liviana. Vio pasar miseria tan inmensa colgada en los harapos de una anciana. Vio a un joven muriendo de tristeza por una enfermedad que lo acosaba. Una madre con toda su entereza, a su hijito con dolor sepultaba.
Luego miró sus manos... vivas, bellas, sobre ellas una cruz se destacaba.
De pronto dijo Dios: "Di cuánto pesa" y le dijo: "Señor... no pesa nada".
Ante los problemas de la vida, cualquiera que sea tu problema o tu dolor, no debes olvidar mirar a tu alrededor y ver las cosas con que se enfrentan los demás... y en ese momento sentirás que tu cruz no es tan pesada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario